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viernes, 19 de enero de 2018

Conceptos Bíblicos Básicos de la Motivación Humana

Por David Powlison

SEGUNDA PARTE

   Preguntas y Respuestas acerca de los "Deseos de la Carne"

   1. ¿Cuáles son las palabras más comunes que la Biblia usa para hablar de lo que está mal con la gente?

   Idolatría, mentiras, y malos deseos son términos que indican lo que está mal espiritualmente con la gente. (ve las "Preguntas Rayos X" para encontrar otros patrones de pecado del corazón). Pero las palabras "ídolos", "Mentiras" y "malos deseos" han llegado a ser casi inútiles para los lectores modernos de la Biblia. La idolatría se ha reducido a imágenes visibles; las mentiras se han reducido a engaño consciente a otras personas; los malos deseos se han reducido a deseo sexual. Tienes que ampliar el significado de estos términos. Necesitas aprender a entender la vida a través de estos términos para usarlos adecuadamente.

   La gente deja a Dios para servir a los ídolos, las mentiras y los malos deseos. La gente se vuelve a Dios para dejar a los ídolos, las mentiras, y los malos deseos. Tú volviste a Dios dejando a los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero (1 Tes. 1:9). Ellos han cambiado la verdad de Dios por una mentira (Ro 1:25). Nosotros también en el pasado vivimos en el deseo de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente (Ef. 2:3). 

   A través de toda la Biblia, la gente cree y sigue mentiras. El Antiguo Testamento se enfoca en la idolatría como una manera en la que la gente se desviaba. Esto no quiere decir que el Antiguo Testamento es externalista. Hay problemas en las que el problema de la idolatría se internaliza (Ez 14), y la idolatría visible siempre expresa una alejamiento del corazón con respecto a Dios. Hay lugares en los que el corazón humano es descrito como insensato (9:3), malo (Gn 6:5), lleno de mentiras y deseos (Num 11-25), incircunciso, duro, ciego, etc.

   El Nuevo Testamento típicamente se enfoca en el deseo de la carne como un resumen de lo que está mal con nuestros corazones: Ro 13:14; Gal 4:16-17; Ef 2:2 y 4:22; Stgo 1:14-15; 1Ped 1:14; 2 Ped 4; 1 Jn 2:16. Esto no quiere decir que Nuevo Testamento es internalista. En cada uno de los pasajes citados, el comportamiento se conecta íntimamente con los motivos. Los consejeros sabios siguen el modelo de la Escritura y se movilizan entre el deseo de la carne y sus obras tangibles, y entre la fe y el fruto tangible del Espíritu. El Nuevo Testamento también hace un ecuación con los deseos pecaminosos y la idolatría (metafóricamente) en varias ocasiones (Col. 3:5; Ef. 5:5). La idolatría puede resumirse como cualquier amo falso y controlador de la vida. (1 Jn. 5:21). 

   2. ¿Por qué la gente hace cosas impías específicas?  

   Los deseos de la carne. Los deseos controladores específicos (malos deseos, codicias o placeres) dan origen a fruto malo. Los deseos desordenados explican y organizan los diversos frutos malos: palabras, acciones, emociones, pensamientos, planes, actitudes, memorias, fantasías. Para corroborar esta conexión entre los motivos y el fruto ve Gal 5:16-6:10; Stgo 1:13-16; Stgo. 3:14-4:12. En lenguaje moderno tales anhelos a menudo son enmascarados como expectativas, metas, necesidades sentidas, deseos, demandas, impulsos, etc. La gente habla de sus motivos de maneras que se anestesian ellos mismos y a los demás con respecto al verdadero significado de lo que están describiendo. 

   3. ¿Pero qué tiene de malo querer cosas que parecen buenas?  

   Adjetivo #1: malo, deseos pecaminosos. Algunas veces el objeto mismo del deseo es malo: por ejemplo, matar a alguien, robar, ser el Señor de la droga en Filadelfia. Pero a veces el objeto del deseo es bueno y el mal reside en el señorío que tiene ese deseo sobre nosotros. Nuestra voluntad reemplaza a la de Dios decidiendo como vivimos. Juan Calvino lo dijo de esta manera: Lo malo de nuestros deseos no reside en lo que queremos sino en que lo queremos demasiado. Los afectos naturales (por cualquier cosa buena) llegan a estar anhelos controladores y desordenados. Hemos sido creados para ser gobernados por pasiones y deseos piadosos (Ver #15 más adelante). Los deseos naturales por las cosas buenas fueron hechos para existir subordinados a nuestro deseo de complacer al dador de regalos. Un punto importante para la consejería es el hecho de que el mal reside en la posición de control que ocupa el deseo y no el objeto en sí.

   Considera este ejemplo. Una mujer comete adulterio y se arrepiente. Ella y su esposo reconstruyen su hogar con dolor y paciencia. Ocho meses después el hombre se ve plagado de sospechas. La esposa lo percibe y se siente un poco como si estuviera bajo la vigilancia del FBI. El esposo esta angustiado por sus sospechas porque no tiene razones objetivas para sus sospechas. "Ya la he perdonado; hemos reconstruido nuestro matrimonio; nunca antes nos habíamos comunicado tanto, ¿Por qué entonces tengo esta desconfianza?" Los finalmente surge es que está dispuesto a perdonar el pasado pero está intentando controlar el futuro. Su anhelo puede ser declarado la siguiente manera: "Quiero tener la garantía que la traición nunca más ocurrirá." La misma intensidad del anhelo empieza a envenenar la relación; lo pone a él en la posición de estar continuamente juzgando a su esposa, en vez de estarla amando. Lo que el desea no puede ser garantizado en esta tierra. El ve el punto, ve su deseo desordenado de asegurar el futuro. Pero exclama: ¿Qué de malo tiene que yo quiera que mi esposa me ame? ¿Qué tiene de malo que yo quiera que ella permanezca fiel a nuestro matrimonio? Aquí es donde la verdad es tan dulce. No hay nada malo con respecto al objeto del deseo; pero todo será malo cuando éste gobierne su vida. El proceso de restauración dio un paso más grande hacia adelante cuando él entendió la lección que Su Pastor tenía para él.

   4. ¿Por qué la gente no ve esto como un problema?

   Adjetivo #2: deseos engañosos. Nuestros deseos nos engañan porque se nos presentan como muy factibles. Los afectos naturales se deforman y nos ciegan. ¿Quién no desea buena salud, comodidad económica, un cónyuge amoroso, buenos hijos, éxito en el trabajo, padres amables, comida sabrosa, una vida sin complicaciones, control sobre las circunstancias? Sin embargo, los anhelos por estas cosas pueden llevarnos a toda clase de mal. Las cosas que la gente desea son magníficas como bendiciones recibidas de Dios, pero terribles como gobernantes. Ellas prometen bendición pero entregan pecado y muerte.

   Algunos pecados son "de alto calibre" hechos con toda conciencia de la elección (Salmo. 19:13). Otros pecados reflejan la insanidad del pecado que es ciega, oscura, habitual, compulsiva, ignorante y confundida. Uno de los gozos de la consejería bíblica eres capaz de encender las luces en el cuarto oscuro de otra persona. Todavía no he encontrado una pareja hostil que entienda realmente sus motivos. Santiago 4:1 en adelante enseña que los deseos son el origen de los conflictos. Las parejas que pueden ver qué es lo que las gobierna (anhelos de afecto, atención, poder, vindicación, control, comodidad, una vida fácil) se pueden arrepentir y comenzar a aprender cómo hacer la paz. 

   5. ¿Es útil en la vida práctica y la consejería la frase "los deseos de la carne"? 

   Hay que desempacarla para que sea entendible en la vida del siglo XX, redimiendo el lenguaje evasivo que la gente utiliza. La gente frecuentemente hablar acerca de lo que quiere, espera, desea, demanda, necesita y anhela. La Psicología popular típicamente valida estas necesidades y anhelos como cosas neutrales. La gente casi no se dan cuenta que la mayoría del tiempo ellos están describiendo usurpadores pecaminosos de dios que controlan sus vidas: deseos desordenados, deseos de la carne. Por ejemplo, escucha a los niños hablar cuando están molestos, decepcionados, demandantes y contrarios: "Pero yo quiero... Pero yo no quiero..." En nuestra familia le enseñamos a nuestros hijos acerca del "Yo-quieroismo" desde que tenía menos de dos años. Queríamos que entendieran que el pecado era más que sólo el comportamiento. Por ejemplo, analiza cualquier argumento o brote de ira y encontrarás expectativas y deseos que han sido frustrados (Stgo. 4:1-2). El lenguaje coloquial te lleva a los detalles de la vida de una persona, pero viene con una interpretación distorsionada adjunta; la consejería debe reinterpretar la experiencia en categorías bíblicas, con un lenguaje más directo como "deseos, placeres, codicia." La misma falta de familiaridad de la frase es una ventaja cuando la explicas y muestras su relevancia y aplicación. 

   6. ¿Cada persona tiene un "pecado-raíz"? 

   Deseos (Plural). Con sobrada razón la Biblia usualmente se refiere a los "deseos" (plural) de la carne. El corazón humano puede generar un deseo confeccionado para cada situación. Los deseos hierven dentro de nosotros; la mente del hombre es una fábrica de ídolos; estamos infestados de deseos. Ciertamente un deseo en particular puede ser tan frecuente o habitual que parezca ser el "pecado-raíz": el amor al dinero, miedo al hombre y deseo de aprobación, amor a la preeminencia, deseos de placer, etc. pueden dictar en nuestras vidas. Pero toda la gente tiene todos los deseos típicos.

   El darnos cuenta de la diversidad de los deseos humanos nos da gran flexibilidad y penetración para la consejería. Por ejemplo, un deseo puede generar diversos pecados, como dice 1 Tim. 6:10. Cada uno de los 10 mandamientos pueden ser quebrantados por alguien que ama y sirve al dinero. Por otro lado, una sola conducta puede venir de diferentes deseos. Por ejemplo, un acto de inmoralidad sexual puede ocurrir por muchas diferentes razones: placer erótico, beneficios financieros, venganza hacia el cónyuge o los padres, miedo de decir no a una autoridad, búsqueda de aprobación y afirmación, el placer de tener control sobre la respuesta sexual de otra persona, para ganar estatus social o avance en la carrera, sentirse triste por alguien y jugar al salvador, miedo a perder un compañero potencial para el matrimonio, escapar del sentimiento de aburrimiento, presión grupal, etc. Los consejeros sabios excavan buscando las cosas específicas. No asumen que todas las personas tienen la misma carne característica o que una persona siempre hace las cosas por las mismas razones. La carne es creativa en lo que respecta a la iniquidad.

   7. ¿Cómo puedes saber que un deseo es desordenado o natural?

   Por sus frutos los conocerán. La motivación humana no es un misterio teórico del cual debamos especular. Los deseos malos producen frutos malos que pueden ser vistos, escuchados y sentidos (Sant 1:15 M 3:16). Por ejemplo, un padre que quiere que su hijo llegue a ser cristiano revela la situación de su deseo siendo un buen padre o uno manipulador, temeroso, iracundo y sospechoso. Una esposa que quiere ser amada revela la situación de su deseo amando y respetando a su esposo. Los frutos visibles revelan si Dios o los deseos están en control.

   8. ¿Es correcto hablar acerca del corazón, cuando la Biblia enseña que el corazón es inescrutable e imposible de conocer excepto por Dios? (1 Sam 16:17; Jer 17:9)

   Nadie más que Dios puede explicar y controlar el corazón y las decisiones de otra persona. El es el conocedor del corazón y el que cambie el corazón. No hay ninguna razón que justifique porque una persona sirve a algún deseo en vez de servir a Dios; es irracional y locura. Y no hay ninguna técnica terapéutica que pueda cambiar los corazones. Pero la Biblia enseña en cada página que podemos describir que es lo que gobierna el corazón. El ministerio bíblico efectivo prueba y habla del porqué la gente hace las cosas y también qué es lo que hace. Por ejemplo, Saúl desobedeció a Dios por una razón: temió a la gente y escuchó su voz, en lugar de temer a Dios y escuchar Su voz (1 Sam 15:24). Por ejemplo, el comportamiento manifiesta que la gente confía en ídolos, en ellos mismos, en otros, en lugar de confiar en Dios (Jer 17:1-8). Por ejemplo, los conflictos interpersonales surgen por los deseos (Stgo 4:1-2). 

  9. ¿No es el término "deseo" aplicable únicamente a los apetitos corporales: los placeres y comodidades del sexo, la comida, la bebida, el ejercicio, el descanso y la salud?

   La gente sigue los deseos del cuerpo y de la mente (Ef. 2:3). Los apetitos del cuerpo ciertamente son poderosos amos del pecado. Pero el deseo de la mente (por poder, aprobación humana, éxito, preeminencia, dinero, etc.) son también amos potentes. Los deseos de la mente a menudo presentan los deseos más sutiles y engañosos porque su obra no siempre es obvia.

   10. ¿Pueden ser habituales los deseos?

   Pablo describe una manera pasada de vivir caracterizada por deseos engañosos. Pedro dice a sus lectores que no se conformen a sus antiguos deseos. Como todos los aspectos del pecado (creencias, actitudes, palabras, actos, emociones, pensamientos, fantasías), los deseos pueden ser habituales. Aconsejarás a personas que típica y repetidamente buscan controlar o satisfacer los deseos de la pereza, o que quieren que los quieran. El llamado de Jesús a negarse a uno mismo cada día toma en cuenta la inercia del pecado. Dios está creando nuevos deseos habituales, por ejemplo, una preocupación activa por el bienestar de otros delante de Dios.

   11. ¿Qué hay de los temores? Parecen ser tan importantes en la motivación humana como los deseos.

   El temor y el deseo son dos caras de la misma moneda. Un temor pecaminoso es el deseo de que algo no ocurra. Si yo quiero dinero, temo la pobreza con sus privaciones y humillaciones, y vice versa. Si quiero ser amado, me aterra el rechazo. Si temo al dolor y a las dificultades, deseo comodidad y placer. Si deseo preeminencia, temo estar subordinados a otros. Con algunas personas su temor puede estar más pronunciado que su deseo correspondiente, y un consejero sabio trabajará con aquello que este pronunciado. Por ejemplo, una persona que creció durante la Gran Depresión puede manifestar adoración al dinero a través de su temor a la pobreza que se manifiesta por la ansiedad, cálculos repetidos de su riqueza, etc. Otra persona puede manifestar adoración al dinero a través de un consumismo desmedido. Con el primero hay que señalar el temor; con el último la codicia. Las dos son expresiones complementarias del deseo de hacer tesoros en la tierra.

   12. ¿Tiene la gente motivos en conflicto? 

   Ciertamente. El conflicto entre los deseos pecaminosos y los deseos del Espíritu Santo son un hecho en la vida cristiana (Gal 5:16-17). La gente a menudo tiene motivos mezclados, algunos buenos, algunos malos. La mayoría de los predicadores y los consejeros reconocerán que el amor a Cristo y a la gente batalla con el amor al éxito y a la aprobación humana. La gente puede tener varios tipos de motivos en conflicto. Dos deseos pecaminosos pueden estar en conflicto. Por ejemplo, un hombre de negocios puede querer robar algo, pero se detiene por miedo a lo que pensarán de él sus clientes y amigos si lo descubren. En este ejemplo, la adoración al dinero y la aprobación social están presentes como opciones para la carne; el corazón se inclina por el segundo motivo. La gente a menudo pone en orden de prioridad sus deseos, y puede arreglar sus prioridades de manera diferente en diferentes situaciones. Por ejemplo, un hombre que nunca evadió al fisco, por miedo a las consecuencias sociales, podría hacer trampa en sus impuestos porque no es muy probable que lo descubran y no le importa la opinión de nadie en caso de ser atrapado. En este caso la voluntad propia y la adoración al dinero tomaron el control, y la aprobación social pasó a segundo término. El "camino ancho" tiene mil variantes creativas.

   13. ¿Cómo el pensar en los deseos se relaciona con otras maneras de hablar del pecado, tales como "la naturaleza pecaminosa", "El yo", "Orgullo", "autonomía", "Incredulidad" y "Egocentrismo"?

   Estas palabras son términos generales que resumen el problema del pecado. Una de las bellezas de identificar deseos controladores es que estos son tan específicos que permiten un arrepentimiento y cambio específicos. Por ejemplo, una persona que se enoja en un embotellamiento de tráfico puede decir, "Yo sé que la ira es un pecado, y que viene de mi yo." Esto es cierto en cierta medida, pero ayuda a llevar el conocimiento de uno mismo un paso más adelante: "Yo insulté en mi ira porque deseaba llegar a mi cita a tiempo, y temía el criticismo de las personas que me esperaban, y temía perder una venta." El arrepentimiento y el cambio pueden llegar a ser más específico cuando las personas identifican estos tres deseos que expresaban el señorío del "yo" en este incidente particular.

   La Biblia discute el pecado en una asombrosa variedad de maneras, proveyendo varias connotaciones. Algunas veces, la escritura se dirige al pecado a un nivel general: Ej. Lucas 9:23-26 sobre "el yo"; Proverbios acerca del "Necio". En otras ocasiones la Escritura aumenta el poder del microscopio y trata un tema particular del pecado: por ejemplo, Fil 3 habla del buscar la justicia propia; 1 Tim 6 del amor al dinero. En otros pasajes la Escritura habla de deseos pecaminosos que nos llevan al pecado y nos invita a hacer aplicaciones específicas: Por ejemplo: 1:14 y 3:14-4:12. Podríamos diagramar esto de una manera global así: términos generales, patrones típicos de nivel medio y nivel de los detalles específicos. 

   14. ¿En consejería simplemente confrontamos a las personas con sus deseos pecaminosos? 

   Los consejeros sabios no "simplemente confrontan" cualquier cosa. Ellos hacen muchas cosas que hacen que la confrontación sea oportuna y efectiva. Los consejeros no pueden ver el corazón, sólo las evidencias, por eso es apropiado es tomar con cierta cautela las discusiones sobre los motivos del corazón.

   Pero esto no quiere decir que no puedes lidiar tales asuntos. Recuerda que 2 Tim. 3:16 comienza con "enseñar." La buena enseñanza (por ejemplo, como Gálatas 5 y Santiago 1 conecta el pecado externo con los deseos internos) ayuda a la gente a examinar y llegar a conocerse a si mismos. La experiencia con la gente te hará "conocedor de casos" con respecto a conexiones típicas (por ejemplo, los varios motivos ligados a la inmoralidad sexual mencionados en la pregunta 6). Las preguntas provocativas ("¿Qué deseabas/esperabas/temías cuando le pegaste a tu esposa?") ayudan a una persona a revelar a sí mismo y a su consejero sus deseos controladores. Ver las preguntas "rayos X" por más ejemplos.

   A la luz del conocimiento personal ante el rostro de Dios (Heb. 4:12-13), el evangelio ofrece muchas promesas: misericordia, ayuda, el cuidado del Pastor en una vida de santificación progresiva (Heb. 4:13-16). El arrepentimiento y la fe llegan a ser vigorosos e inteligentes en una persona que ve tanto sus dioses falsos como sus pecados externos. Los patrones, temas y tendencias del corazón no nos llevan típicamente a un arrepentimiento definitivo. Trata de dar un golpe mortal a tu orgullo, temor al hombre, amor al placer, o el deseo de controlar tu mundo, y te darás cuenta porqué Jesús dijo Lucas 9:23. Sin embargo, progreso genuino ocurrirá en donde el Espíritu Santo está obrando.

   Trabaja duro y cuidadosamente en los asuntos de la motivación (Ro 13:14; los deseos de la carne versus revestirse de Cristo) y en los asuntos de comportamiento (Ro 13:12-13: los actos variados de las tinieblas versus el comportamiento apropiado de "luz").

   15. ¿Puedes cambiar lo que quieres?

   Sí y Amén. Esto es central en la obra del Espíritu Santo. Siempre vas a desear, amar, confiar, creer, temer, obedecer, anhelar, valorar, perseguir, esperar, y servir . . .ALGO. El Espíritu Santo obra para cambiar el algo mientras te conduce con una mano íntima. Los deseos del corazón no son inmutables. Tus deseos no están predeterminados. Dios nunca promete darte lo que quieres, satisfacer tus necesidades sentidas y anhelos. El dice que seas gobernado por los deseos diferentes de otro. Esto es radical. Dios promete cambiar lo que tú realmente deseas. Dios insiste que él sea el primero, y todos lo demás amores estén radicalmente subordinados.

   La mejor manera de entender esto es pensar acerca de la oración. Orar significa pedir. Y tú pides porque quieres algo. Le pides a Dios, porque crees que tiene el poder para concederte algo deseado. ¿Recuerdas como Salomón oró por un corazón sabio y con discernimiento? Dios libremente le dio a Salomón lo que quería (1 Rey. 3). 

   A Dios le complació que Salomón no haya pedido una vida larga, riquezas o éxito. Salomón no lo había tratado como el genio de la lámpara que existe para concedernos tres deseos. Lo que deseamos naturalmente (los deseos de la carne) expresa nuestra naturaleza pecaminosa. Pero Salomón había aprendido a conocer lo que realmente necesitaba. El había aprendido a orar de acuerdo a la voluntad de Dios. Le plugo a Dios responderle. ¿Puedes cambiar lo que deseas? ¿Puedes aprender a orar por lo que complace a Dios? Cuando Dios te enseñe a orar, necesariamente él cambiará lo que deseas. 

   Dios desafía las cosas que todos en todos lados persiguen (Mat. 6:23). ¿Cuáles son los deseos del cuerpo y la mente (Ef. 2:3) que la gente sigue naturalmente? Estoy seguro que los lectores están familiarizados con las pasiones características, sin embargo piensen en ellas una vez más. ¿Pueden ser estas cosas realmente? Los deseos del cuerpo incluyen la vida misma, el aire, la salud, el agua, la comida, la ropa, el refugio, el placer sexual, el descanso y el ejercicio. Los deseo de la mente incluyen la felicidad, el ser amado, el significado, el dinero, las posesiones, el respeto, el estatus, el logro, la autoestima, el éxito, el control, el poder, el placer estético, el conocimiento, el matrimonio y la familia. ¿Tienen que gobernar nuestras vidas estos deseos? No gobernaron la vida de Jesús. 

   Por supuesto, muchas de estas cosas no son malas en sí mismas. Lo malo está no en lo que deseamos, sino en que lo deseamos demasiado. Nuestros deseos de cosas buenas buscan el trono, llegando a ser ídolos que reemplazan al Rey. Dios se rehusa a servir a nuestros anhelos instintivos, pero nos ordena que seamos gobernados por los deseos de otro. Dios ordena y nos da el poder para cumplirlo: El obra en nosotros el querer como el hacer según su buena voluntad (Fil 2:12-13). 

   ¿Puedes cambiar lo que deseas? Sí y Amén. ¿Te sorprende la respuesta a esta pregunta? Contradice a los puntos de vista contemporáneos influyentes de la motivación humana. La mayoría de los libros cristianos de consejería siguen estas corrientes de la psicología secular y dan por un hecho tus deseos y necesidades sentidas. Muchos psicólogos cristianos influyentes ponen como fundamento de su sistema lo inmutable de nuestros deseos. Por ejemplo, muchos enseñan que tenemos un "tanque de amor vacío" a dentro, y nuestras deseos de amor deben ser satisfechos o estaremos condenados a una vida de pecado y miseria. Esto haría imposible para nosotros aprender a orar como oró Salomón. Refuerza nuestra tendencia a orar por nuestros deseos. Hace que los padres se sientan responsables en exceso. Refuerza un sentido de victimización en aquellos que fueron abusados. Refuerza la tendencia de presionar a dios para que nos cumpla los deseos. 

   Un Psicólogo lo dijo de esta manera: "Los deseos del corazón humano no pueden ser cambiados. Y aun si se pudieran cambiar, el hacerlo haría que el hombre sea menos de lo que Dios dispuso que fuéramos. Nuestros anhelos son legítimos. Deben sentidos activamente y abrazados para conocer más ricamente a Dios como el satisfactor y amante de nuestra alama. El problema no está centrado en nuestros deseos." 

   Por el contrario, el problema son nuestros deseos; los deseos del corazón humano pueden ser cambiados; nos deberíamos activamente arrepentir de ellos, Dios nos quiere deseándole a él. Para hacernos verdaderamente humanos Dios debe cambiar lo que deseamos, porque debemos aprender a desear lo que Jesús deseaba. No es de sorprenderse que los Psicólogos no puedan encontrar un texto bíblico que pruebe su punto de vista de la motivación humana. La Biblia enseña una perspectiva diferente. 

   La vida cristiana es una gran paradoja. Aquellos que mueren a sí mismos, se encuentran a sí mismos. Aquellos que mueren a sus deseos recibirán en este siglo y en el venidero la vida eterna (Lucas 18:29). Si deseo felicidad, recibiré miseria. Si deseo amor, recibiré rechazo. Si deseo importancia, recibiré futilidad. Si deseo control, recibiré caos. Si deseo reputación, recibiré humillación. Pero si deseo a Dios y Su sabiduría, recibiré a Dios y a su Sabiduría. En el camino, tarde o temprano, recibiré felicidad, amor, significado, orden y gloria.

   Todo cristiano vital testifica que las pasiones instintivas y los deseos de la carne pueden ser reemplazados con las nuevas prioridades del Espíritu Santo. Esta reorientación no es instantánea ni completa. Pero es genuina y progresiva. Dos de los grandes libros de Teología Cristiana práctica (Las Confesiones de Agustín y El tratado de los afectos religiosos de Jonathan Edwards) meditan en esta transformación. Uno asume que Francisco de Asís quiso decir esto en su oración: "Oh Maestro divino, permite que pueda buscar no tanto el ser consolado como consolar, el ser entendido, como entender, el ser amado, como amar." La necesidad de aprender cómo amar reemplaza el deseo de ser amado. 

   Aquellos que tienen hambre y sed de justicia serán saciados, tenemos la palabra de Jesús. Sin embargo, no tenemos ninguna promesa de que Dios satisfacerá los deseos instintivos de nuestra alma. Carrie ten Boom experimentó degradación humana en el campo de la muerte de Ravensbruck. Pero el que satisface su alma tenía algo mucho mejor en mente que darle lo que ella deseaba. Le enseñó el gozo en el perdón de los pecados por la libre gracia. Le enseñó el gozo en poder del Espíritu para rehacerla en una persona sabia. Y a su tiempo la libro de todas sus prisiones y la llevo a la gloria. 

   La Biblia nos enseña a orar, a aprender a pedir por lo que realmente necesitamos. ¿Podemos orar las peticiones del Padre Nuestro y realmente creerlo? Sí. ¿Podemos anhelar la gloria de Dios, que su voluntad sea obedecida, que la provisión material para todo el pueblo de Dios llegue, que los pecados sean perdonados, que recibamos ayuda en nuestra lucha contra el mal? Sí.

   Un pastor sabio, Stephen Charnock, una vez escribió del "Poder expulsivo de un nuevo afecto." Los nuevos deseos gobernantes expulsan a los amos menores del trono de tu vida. ¿Cuáles son los motivos nuevos y diferentes que rigen en un corazón renovado? ¿Qué objetos de deseo caracterizan a los corazones nuevos? ¿Cómo cambia Dios lo que tú quieres? 

   Para cada uno de los siguientes pasajes pregúntate, ¿Qué o en qué esta persona realmente quiere, anhela, persigue y se deleita? 

   * Salmo 42:1-2 * Salmo 73:25-28 * Salmo 63:1-8 * Salmo 80 * Salmo 90:8-17 * Proverbios 2: 1-6 * Proverbios 3:13-18 * Proverbios 8:11 * Isaías 26:8-9 * Mateo 5:6 * Mateo 6:9-13 * Mateo 6:19-33 * Mateo 13:45-46 * Lucas 11:9-13 * Romanos 5:1-11 * Romanos 8:18-25 * Romanos 9:1-3 * 2 Corintios 5:8-9 * Filipenses 1:18-25 * Filipenses 3:8-11 * Filipenses 3:20-21 * 2 Timoteo 2:22 * 2 Timoteo 3:12 * 1 Pedro 1:13 * 1 Pedro 2:2 * Apocalipsis 22:20 

¿Es posible que quieras estás cosas más que lo que quieres los ídolos que secuestran tu corazón? Sí y Amén. Trae a Jesús todos los deseos que tienes por bendiciones menores, y pídele que renueve tus deseos. El quiere encender tu corazón con santo amor, gloria y gratitud. 

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David Powlison trabajó durante cuatro años en hospitales psiquiátricos, tiempo durante el cual llegó a la fe en Cristo. Se desempeña como Director Ejecutivo de Christian Counseling & Educational Foundation y edita The Journal of Biblical Counseling. 
  

   


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